BYD, uno de los gigantes chinos del coche eléctrico, ha tenido que intervenir desde su sede central tras el veto que su filial española habría impuesto a Ángel Gaitán, una de las voces más potentes en el ecosistema digital del motor en España. El propio Gaitán ha confirmado que la matriz en China se ha puesto en contacto con él, tras semanas de tensión pública con la delegación local.
Todo comenzó con una decisión interna de BYD España, supuestamente tomada por Íñigo Trasmonte, jefe de marketing y prensa, para cortar cualquier colaboración con el taller de Gaitán o facilitarle unidades de prueba. El motivo: el temor a no controlar lo que pueda decir. Algo que, en el caso de Ángel Gaitán, es garantía segura: si algo está mal, lo va a contar, y si está bien, también. Pero no hay filtro.
Lejos de quedarse en una anécdota, la reacción de Gaitán ha sido abrir las puertas de su taller, GT Automoción, a los propietarios de BYD para revisiones gratuitas. El movimiento ha tenido una respuesta inmediata: casos reales, vídeos y comentarios de clientes señalando problemas, como uno que descubrió que la autonomía real de su coche no llegaba ni de lejos a los 500 km que le prometieron. Este tipo de publicaciones, cuando provienen de un perfil con millones de seguidores, tiene consecuencias directas en la percepción de marca.
En plena ofensiva comercial para afianzar su presencia en Europa, BYD China ha decidido cortar por lo sano y hablar directamente con el taller madrileño. No se conocen los detalles de esa conversación, pero el mensaje de Gaitán en redes deja entrever que el movimiento ha sacudido la estructura interna: «Igual algún directivo de BYD España empieza a temblar».
Este tipo de crisis muestran el desfase que todavía existe entre algunas filiales europeas y la realidad de la comunicación digital. Vetar a alguien como Gaitán, cuya comunidad le sigue precisamente por su independencia, solo amplifica el problema. Y, en este caso, la falta de reflejos de BYD España ha acabado con una llamada desde China para apagar un fuego que ellos mismos avivaron.
Todo esto ocurre en un contexto donde BYD sigue ganando terreno: en abril fue el tercer fabricante mundial de eléctricos por volumen, solo por detrás de Tesla y Aion (según datos de EV-Volumes), y en España ha empezado a sonar cada vez más con modelos como el Dolphin o el Seal. Pero la falta de sintonía entre la matriz y sus equipos locales podría convertirse en un freno para su consolidación en mercados como el nuestro, donde la confianza en la marca pesa más que cualquier campaña.