La expansión del coche eléctrico en Europa tiene acento chino y se apellida BYD. En apenas dos años desde su llegada a España, la marca asiática se ha convertido en el principal agitador del mercado de la “nueva energía” —eléctricos puros e híbridos enchufables— con cifras que avalan su impulso: más de 5.350 unidades matriculadas entre enero y abril de 2025, superando ya el total de 2024 (5.393 unidades, según datos de Anfac).
El impulso comercial de BYD en nuestro país se apoya en una receta clara: tecnología avanzada, control de costes y un catálogo en expansión constante. Lejos de competir por precio como otras firmas asiáticas, el fabricante chino aspira a posicionarse como referencia calidad-precio. “No queremos ser los más baratos”, afirma Alberto de Aza, responsable de la marca en España y Portugal. “Somos tecnológicamente muy avanzados y con precios competitivos”.
Ese “avanzados” no es retórica: BYD diseña y fabrica sus propias baterías, controla la cadena de suministro e incluso dispone de su propia flota de transporte marítimo. “Eso nos permite llegar al mercado en condiciones muy competitivas”, señala De Aza. Mientras Europa discutía regulaciones, China construía capacidad industrial. Y eso ahora pesa.
El reequilibrio entre eléctricos puros y enchufables también forma parte del giro estratégico. La marca llegó a Europa apostando fuerte por el eléctrico 100%, pero ha adaptado su oferta a los hábitos del comprador local. En abril, el BYD Seal U fue el híbrido enchufable más vendido en España. Hoy, la marca divide sus ventas con un 60% de eléctricos y un 40% de híbridos. Una decisión práctica en un país donde el acceso a puntos de recarga sigue siendo una barrera. “Necesitamos más carga rápida y más visibilidad de la infraestructura”, reclama De Aza.
La empresa también presume de músculo industrial. En 2024 fabricó 4,25 millones de vehículos de nueva energía en todo el mundo, y generó un beneficio neto récord de unos 5.000 millones de euros, con ingresos que rozaron los 100.000 millones. En Europa ya ha confirmado dos plantas —Hungría y Turquía—, y España está en la terna final para albergar la tercera. “Sería una gran noticia”, apunta De Aza, que pone en valor factores como el puerto de Vigo, la industria auxiliar o el acceso a energías renovables.
Mientras tanto, BYD sigue creciendo a nivel local: 60 empleados en sus oficinas de Madrid, previsión de llegar a 80 este año, y una red de 76 concesionarios con más de 600 trabajadores, que se ampliará hasta los 100 puntos antes de que acabe 2025. En cuota de mercado, la marca ya roza el 1,4%, y España se mantiene como uno de sus focos europeos más prometedores.
Sobre el desembarco masivo de marcas chinas, De Aza advierte que no todos sobrevivirán. “Hay riesgo real de saturación”, dice, y lanza un mensaje directo a los fabricantes europeos: no se trata de subir precios, sino de afinar márgenes para seguir siendo competitivos.