BYD significa “Build Your Dreams” (Construye Tus Sueños). No es solo un lema de marketing: es una declaración de intenciones que ha guiado cada paso de la empresa desde su fundación en 1995. Su creador, Wang Chuanfu, un ingeniero químico nacido en una familia rural de China, no eligió el nombre al azar. Desde el principio, quiso transmitir una visión de futuro, innovación y superación que rompiera con los estereotipos de la industria china de aquel momento.
En pleno auge de los fabricantes de bajo coste, BYD quiso soñar en grande. Empezaron produciendo baterías recargables para móviles, cuando los grandes actores del sector eran japoneses como Sony o Panasonic. Nadie daba un yuan por ellos. Sin embargo, en apenas una década ya eran el principal proveedor mundial de baterías de níquel-cadmio.
Cuando en 2003 dieron el salto a la automoción, comprando una modesta marca estatal en Xi’an, pocos imaginaban que ese salto se convertiría en un salto cuántico. Su primer coche, el F3, fue criticado por parecer una copia descarada del Toyota Corolla. Pero el mensaje seguía claro: «Build Your Dreams». La imitación era solo el primer paso para dominar la industria.
Hoy, BYD es sinónimo de innovación eléctrica, eficiencia energética y liderazgo global. Sus coches eléctricos, como el Dolphin, el Seal o el superventas Atto 3, están presentes en más de 70 países. Pero además, BYD fabrica autobuses eléctricos, sistemas de almacenamiento de energía, trenes monorraíl (SkyRail) y soluciones solares. Es una empresa energética integral.
Ese «Build Your Dreams» se ha convertido en una profecía cumplida. Mientras otras marcas se centraban en el corto plazo, BYD apostó por una visión de largo recorrido: electrificar el transporte desde la raíz. Su tecnología de baterías, como la Blade Battery, es considerada hoy una de las más seguras del mundo.
Incluso su estrategia internacional refleja ese espíritu de conquista. Lejos de centrarse solo en China, BYD ha desembarcado en Europa, América Latina y África, ofreciendo coches eléctricos más asequibles que sus competidores y con una autonomía competitiva.
En un mundo donde los nombres de las empresas suelen ser fríos o arbitrarios, BYD lleva en su nombre una filosofía vital: la del esfuerzo, la innovación y la ambición sin complejos. No es casualidad que haya superado a Tesla en ventas. El sueño que empezaron a construir hace 30 años ya se ha hecho realidad.